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    Hasta que la boda nos separe
    Críticas
    3,5
    Buena
    Hasta que la boda nos separe

    ¡Vámonos de fiesta!

    por Octavio Alfaro

    Ya está de más volver a mencionar que las comedias mexicanas inundan la cartelera nacional, y como esta tendencia seguramente continuará hay que enfocarnos en algo más allá de una historia común. En el caso de Hasta que la boda nos separe encontré una razón perfecta para reír a carcajadas, por lo menos en un par de escenas, lo cual cumple con el objetivo principal de la cinta y se agradece.

    La historia sigue a María (Diana Bovio) y a Daniel (Gustavo Egelhaaf) una pareja próxima a casarse y en cuyos planes para celebrar la unión se encuentra una fiesta en la playa en la que el novio llega al muelle en una balsa a darle un beso romántico a la novia en pleno atardecer. Pero esto no está contemplado por el padrastro de ella, quien ha decidido organizar la boda a su estilo.

    Tras verse en esta encrucijada, los prometidos deciden hacer dos fiestas, una para cumplir sus sueños y otra para complacer a sus padres, el problema es que por alguna razón ambos festejos se llevan a cabo el mismo día, por lo que la situación se les complica hasta que se les sale de las manos.

    Hasta que la boda nos separe se desarrolla en su mayor parte en medio de un pachangón de esos que no acaban hasta al amanecer, no sin antes conocer los preparativos y enojos por los que pasan los protagonistas antes de llegado el momento de su compromiso. Es justo en esta parte previa donde los instantes más graciosos aparecen, ya sea con humor blanco o negro, le pescas el gusto por lo menos a una de las tantas tonterías que se desarrollan.

    Una vez iniciada la fiesta decae esta parte y ya no es tan humorístico el desarrollo, sólo hay algunos chispazos que funcionan bastante bien. Sin embargo la naturalidad de las actuaciones y del mismo concepto del found footage te hace prácticamente un invitado más en la celebración, aunado con la química poderosa que lograron Bovio y Egelhaaf.

    Puede parecer algo muy común dentro del folclor mexicano estas fiestas a gran escala y tal vez te preguntes si es necesario ver eso mismo en pantalla grande; la respuesta es sí, justo el aterrizar una idea y hacerla cercana a mucha gente hace que el público se identifique de alguna forma y logre contagiar la agudeza del guion de Hasta que la boda nos separe.

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