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    Cuernavaca
    Críticas
    1,5
    Mala
    Cuernavaca

    Queda a deber hasta la Eterna primavera

    por Claudia Llaca

    La madre de Andy sufre un accidente y en lo que se debate entre la vida y la muerte, el casi adolescente (Emilio Puente), es enviado a la casa de su abuela paterna (Carmen Maura), una fría y amargada mujer que desde el principio le deja muy en claro que no siente ningún afecto por él... ni por nadie. Andy es un niño inseguro, tímido y temeroso de la violencia. En la casa sólo recibe cariño de Dhely, su tía con Síndrome de Down, pero Andy la rechaza. Incapacitado para encontrar a su padre (Moisés Arizmendi), encuentra refugio con Charly, el jardinero de la casona, quien es un tipo de poco fiar, pero con el que Andy se siente atráido hacia lo prohíbido.

    Cuernavaca es la ópera prima del director Alejandro Andrade Paese, quien afirma que su cinta es una exploración que busca de dónde surge la violencia que tanto nos aterra, a través de la mirada subjetiva de un niño. Por desgracia, Cuernavaca se queda lejos de esta premisa y se instala meramente en lo anecdótico, restándole a la cinta cualquier oportunidad para hacernos reflexionar.

    A pesar de contar con una muy buena fotografía, buen sonido y diseño de producción, la cinta de Andrade Paese falla también en llamarse Cuernavaca y no mostrarnos más allá del estereotipo de una típica casona antigua de la ciudad. No brinda referencias que nos conecten y nos sitúen en un contexto determinado. Si bien la violencia 'al interior' se ejemplifica a través de la agresiva abuela, la soledad y el aislamiento, la violencia del exterior apenas es apenas insinuada con referencias vagas, muchas de las cuáles nunca conectan con la trama.

    Quizá la causa principal por la que Cuernavaca no logra generar empatía es porque las actuaciones dejan mucho que desear. Ni Carmen Maura. Es el peor papel que le hemos visto; simplemente no le crees, ni tampoco al resto del elenco. Y es que es muy difícil hacer caer el peso completo de una historia sobre un actor infantil que no tenga un talento prodigioso, al estilo del que tenía Haley Joel Osment en El sexto sentido. Y aunque Emilio Puente pueda tener futuro en la actuación, le faltan tablas para cargar con el peso narrativo de una trama de este tipo. Cuernavaca no logra conmovernos ni porque la historia de sus personaje es una tragedia de dimensiones tan colosales, como el jardín de la casa de la abuela.

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