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    Vencedor
    Críticas
    1,5
    Mala
    Vencedor

    Quieren "vender" y no entretener

    por Iván Romero

    John Harrison (Alex Kendrick) es un entrenador de básquetbol de preparatoria cuyo sueño de participar en el Campeonato Estatal se frustra por falta de presupuesto de la institución. A la par, Hanna Scoot (Aryn Wright-Thompson), una joven alumna afroamericana con problemas de autoestima está perdida y comete actos cuestionables solamente para llamar la atención de su abuela. En el inter, las vidas de John y Hanna se encuentran para demostrarse el uno al otro que siempre hay una salida y que el mayor vencedor termina siendo el que no se rinde. De esto trata Vecedor

    Las películas de superación personal tienen un público cautivo, al igual que en la literatura y el propósito es sencillo: crear situaciones en las que los personajes se ven sin salida, manipulando al público para que se conmueva y en el acto final dar la estocada predecible, en la cual algo inesperado sucede y los involucrados salen adelante y aprenden una lección. Esto no es un spoiler, son filmes de fórmula que siguen una serie de pasos para cumplir con lo establecido. No salirse de esto, tampoco es algo malo.

    El caso de Vencedor parece inofensivo, pero abusa de su producto cada 15 minutos, ya que se convierte en un panfleto cristiano delicado para el que lo consuma. Su obvia intención no tiene propósitos artísticos; desde el principio la sensación es como si quisieran integrar un chip en la audiencia, la cual seguramente sólo pretendía asistir a la sala de cine para desconectarse y en lugar de eso, encuentra un comercial de casi dos horas de duración acerca de la palabra de Dios.

    La religión y la fe en ningún momento han estado peleadas con el cine, sino todo lo contrario. Hay historias fascinantes sobre estos tópicos que se han contado infinidad de veces y han sido explorados de distintas maneras, pero particularmente no con el objetivo de venderte algo. Y eso es el poder de un buen filme, que la película provoque en el espectador el hambre de discutir lo que acaba de ver, que lo deje pensando; pero esto sucede orgánicamente y en Vencedor desafortunadamente te obligan a escuchar un mensaje continuamente, provocando el efecto contrario en quien lo ve.

    Detrás de este filme se encuentran los hermanos Kendrick, creadores de películas cristianas como War Room. Alex es quien escribe, dirige y protagoniza la película, interpretando al entrenador en cuestión: John Harrison. Ambos buscan claramente exponer el tema de la búsqueda de identidad en sus películas, pero difícilmente exploran más allá y cada línea del filme se vuelve irremediablemente un cliché.

    Cada respuesta que buscan sus protagonistas dentro de su conflicto termina siendo literalmente Dios. En cuanto al nivel histriónico de sus actores, mejor ni ahondemos en eso. Tristemente, Vencedor es un capricho de sus autores, una vil propaganda que no se esfuerza en ningún momento por realmente entregar una historia con seres humanos. Tiene personajes robotizados y unidimensionales que en ningún momento logran empatizar con el espectador.

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