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    Dos veces tú
    Críticas
    2,5
    Regular
    Dos veces tú

    Un experimento poco funcional

    por Iván Romero

    “Tengo un presentimiento” le dice Tania (Anahí Dávila) a Daniela (Melissa Barrera) en Dos veces tú. Ellas son primas, amigas y cómplices, además de que las dos están comprometidas con quienes parecen dos de los mejores partidos de su entorno burgués. Al salir de una boda, los cuatro deciden entrar en un juego de arrancones al dirigirse a sus respectivos hogares, no sin antes intercambiar parejas para añadirle un poco de emoción a la noche. Desafortunadamente un accidente acaba con su felicidad y los sobrevivientes empiezan a dividirse entre la realidad y la ensoñación, por no decir la pesadilla. ¿Realmente algo pasó? ¿Murió Daniela o Tania? Los caminos de las dos empiezan a cruzarse o a disociarse y se dan cuenta que estaban más conectadas de lo que pensaban y que el juego que iniciaron una noche quizá iba a ser su propia eternidad.

    Dos veces tú es un experimento cinematográfico muy particular divido en dos narraciones; ninguna en un terreno que se pudiera definir como real y un par de veces intercalado, como si un personaje estuviera viviendo en el otro. Las consecuencias del accidente desembocan en dos suposiciones: en una Tania y Rodrigo (Mariana Palacios), el prometido de Daniela, sobreviven. En otra Daniela y Benny (Daniel Adissi), pareja de Tania, son los que salen ilesos. El cómo sobrellevan el duelo en los dos escenarios da un sinfín de posibilidades o quizá ninguna. La relación de Tania y Daniela lidia lo sobrenatural y lo sensorial sin razón aparente. Lo que se planteaba en un inicio empieza a invadir el tiempo y el espacio y la broma del intercambio de parejas las lleva quizá a conocerse de una manera inexplicable.

    El trayecto que ha tenido el filme es sumamente interesante. Ha tenido una vida más que saludable en diversos festivales de cine; la experiencia de su director Salomón Askenazi (Ocean Blues) hace dos años en el Festival Internacional de Cine de Morelia fue un poco más complicada de lo que quizá él mismo pensaba. Se tardó poco más de un año en editarla y después de varias pruebas de exhibición finalmente llegó al corte que le interesaba, dejando a un lado las opiniones. El trabajo de Melissa Barrera y Anahí Dávila es más que cumplidor porque funciona la confusión en la que ambas realmente no se parecen físicamente, pero ahí es cuando Askenazi tiene su mayor logro, ya que las dos parecieran mimetizarse y el espectador más de una vez las confunde, lo cual no es una experiencia digerida, pero sí el cometido que el cineasta quería plasmar.

    Dentro del elenco masculino que acompañan a las dos protagonistas, se encuentran Daniel Adissi y Mariano Palacios, actor destacado por el teatro musical en México. Ambos realmente sirven como soporte para las dos actrices quienes llevan la batuta de los relatos. La historia de Salomón sin duda tiene una influencia tremenda del cine de David Lynch. Es inevitable encontrar similitudes de estas dos mujeres que comparten tiempo, espacios y un lazo inexplicable, así como lo hacen Betty (Naomi Watts) y Rita (Laura Harring) en Mulholland Drive. Es cierto que la grandilocuencia de este clásico del cine no se encuentra aquí o por lo menos no en una primera revisión y más porque en Dos veces tú los intercambios entre ambos personajes tienen un sinfín de escenarios. Desafortunadamente las dos historias al enlazarse pierden el sentido y sus viajes no terminan de cuadrar si hay una conexión más allá de la vida y la muerte o si el azar es el que está creando los caminos posibles.

    Ciertamente Dos veces tú no pretende dar respuestas y es un ejercicio arriesgado y no del todo afortunado. Hay costuras que le salen en cada escena o en cada diálogo que sin duda son a capricho del cineasta. Es una película inclasificable y que se sale por completo del cine comercial mexicano. Ahí yace su valentía, pero no es suficiente, ya que en su segundo acto parece haber más forma que fondo en cuanto a su texto y quedas un tanto más vacío que las protagonistas.

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