A pesar de la falta de oportunidades de trabajo y de desarrollarse libre y artísticamente en la sociedad, la juventud en México no está acostumbrada a tolerar el fracaso. Si bien los apoyos gubernamentales no son suficientes, y a veces son inexistentes, la sociedad juzga el fracaso como un evento único e irrepetible en la vida de sus compatriotas. Fracasar, aunque sea una vez, significa perder, estancarse y morir. Carentes de nuevas oportunidades, los jóvenes empiezan a aceptar el violento entorno del país. Eso es lo que se muestra en M a través de Miguel Villaseñor, cuyo nombre artístico es Tankeone, un artista mexicano que, ante el desolador escenario de su ciudad, Aguascalientes, ha caído en la adicción a las drogas, en específico a las metanfetaminas. Su música habla de ello, de sus días y de sus conclusiones, de la violencia y de su mente que se ha convertido en un laberinto, de sus desencuentros con su propia personalidad y de la dificultad de hacerle frente a su vida.