Entre los años 70 y 90, en particular durante la década de estos últimos, la sociedad norteamericana fue bombardeada, por autoridades y medios de comunicación, con una paranoia que señalaba a una serie de grupos de orientación anticristiana y directamente satánica como responsables de varios crímenes. Las declaraciones fueron hechas de la manera más amarillista posible, condenando, lamentablemente, a muchas personas inocentes. Personas que no se identificaban con las reglas religiosas permanecieron en silencio y asustados por varios años hasta que, a finales de los años 2000, la ideología satánica empezó a cobrar fuerza y a establecerse como una organización. En el documental Hail Satan?, la cineasta Penny Lane (The Pain of Others), explora la formación del Templo Satánico, a sus fundadores y a sus seguidores, un grupo que fuera de vincularse con el concepto de satanista que se tiene entendido, se identifica con la libertad de cuestionar, de vivir como deseen, sin dañar a nadie y de demandar que si una religión tiene derechos, la suya también debería tenerla.