Crítica de SensaCine.com.mx para Caballerango: La vida es para los valientes

Es verdad que la globalización e industrialización ha traído consecuencias importantes, sobre todo por el hecho de acrecentar el anhelo de pertenecer a una sociedad citadina y tecnológica, al grado de que los jóvenes que deben realizar labores más tradicionales en el campo prefieren quitarse la vida. Si bien hay muchos factores que influyen a este caso, el documental Caballerango profundiza esta situación en un pequeño poblado ubicado en Jalisco, donde se ha disparado la tasa de suicidios.

La narrativa se centra en el misterio que rodea la muerte de un joven llamado Nando, por lo que mediante testimonios del estilo de una conversación cotidiana - más que del tipo entrevista - vamos hilando los hechos que llevaron a la toma de la decisión, o al menos desde el punto de vista de las personas que estaban cercanas a él. Sin embargo, conforme avanza la película, nos damos cuenta de que el fenómeno se ha disparado sin muchos motivos aparentes, mientras nos sumergimos en un ambiente pausado, tranquilo, en el que aparentemente no pasa mucho.

De hecho, hay momentos largos en los que se aprecia la rutina de los pobladores a manera de un lienzo, en el que el espectador es libre de observar los diversos elementos que componen el documental, de tal forma que además de contar un hecho preocupante para la población, plasma el acontecer diario del trabajo de campo, desde charlas que se pueden dar en un establecimiento pequeño, hasta lo que sucede mientras le dedican tiempo al cuidado de los cultivos.

Eso sí, el ritmo se ve afectado por este paralelismo intencional, ya que es fácil desprenderse del hilo conductor de la trama principal porque pasa demasiado tiempo entre un testimonio y otro, de hecho, hay momentos tediosos en los que no hay mucho de dónde sujetarse para evitar bostezar. Pocos diálogos en general, y un fondo sonoro que prefiere darle prioridad a la sinfonía compuesta por los sonidos naturales e industriales en conjunto.

Caballerango es un recordatorio de lo simple y cotidiano que puede ser la vida, pero que se ve modificada por la llegada de nuevas herramientas que hacen fuerte el anhelo por querer poseer y débiles las ganas de querer trascender en el ambiente natural, que ha perdido su brillo ante los ojos más jóvenes. Sin embargo, no debemos pasar por alto la importancia e influencia que tiene el campo en la vida de cualquier habitante del mundo, ya que, sin éste, la comida sería escasa.