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    Cuando cierro los ojos
    Críticas
    3,5
    Buena
    Cuando cierro los ojos

    El injusto idioma de la ley

    por Octavio Alfaro

    A veces se olvida que humanidad sólo hay una, y más allá de estar “divididos” en países y continentes, en realidad somos parte de una misma raza. Nuestro país es el ejemplo de lugar en el que a veces no se respeta a las personas como debería de ser, y me refiero a los casos en particular que aborda el documental Cuando cierro los ojos, una clara referencia de que aunque no estamos en la edad de piedra, la ley del más fuerte sigue gobernando y aún en nuestros días existe una clara división de clases sociales que lamentablemente implica la desigualdad de los derechos.

    La película se centra en dos casos en particular que fueron procesados sin las herramientas adecuadas, ya que los acusados no hablan español y no les facilitaron la comunicación. El primero es el de Adela, hablante de mixteco que fue injustamente acusada de asesinar a su cuñado y que pasó casi una década en prisión. Y el segundo es sobre Marcelino, quien cumple una condena de 30 años encarcelado al ser culpado de matar a una persona, crimen que no cometió.

    El documental es narrado de forma fluida en voz de los acusados, quienes en su dialecto natal relatan los acontecimientos desde su perspectiva y cómo sus vidas cambiaron para siempre, así como las agresiones físicas y psicológicas que sufrieron. Una historia que no recurre a la dramatización para ilustrar, sino que astutamente toman elementos del entorno para acompañar, y aunque parezca algo cotidiano, funciona para evitar caer en el tedio.

    Regularmente cuando pensamos en un documental sobre casos legales injustamente procesados, lo primero que nos viene a la cabeza es lo aburrido que puede ser, sin embargo, esto no pasa en Cuando cierro los ojos, ya que lo antes mencionado de los videos ilustrativos y despegados de cierta forma a lo que se dice, acompañado de las dos historias contadas alternadamente, provocan que sea muy digerible el largometraje. Además, no presentan a las víctimas constantemente, por lo que en realidad puedes tomar tu propio juicio sin quedar influido por la persona del todo. Tienes que imaginar los hechos y de cierta forma eso te hace partícipe.

    Un documental destacado en cuanto a técnica y producción, que enmarca injusticias a personas inocentes cuya única desventaja es no hablar español, y que te deja ese sentimiento de impotencia al darte cuenta que pasa con mayor frecuencia de la esperada.

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