Años antes de fundar su compañía, una de las más exitosas, en su momento, del Reino Unido, Timothy Bell ya tenía un interés desmedido en la publicidad, propaganda política y en las relaciones publicas de figuras controversiales. Con antecedentes penales, por indecencia, Bell mostraba afinidad por las personas con problemas, con solía llamarles y concentro su vida y su carrera para crear campañas para políticos carentes de popularidad, para dictadores, para compañías deshonestas y celebridades turbulentas. A finales de la década de los años 80, fundó la empresa de publicidad Bell Pottinger y asumió, con orgullo, el sobrenombre de The Lord Bell. Pero cuando una de sus campañas provoco la división racial en Sudáfrica, la reputación de su compañía y su persona se vino abajo. En el documental Influence, dirigido por Diana Neille y Richard Poplak, los cineastas utilizan una fascinante combinación de material de archivo, entrevistas a Bell y a las personas que trabajaron con y en contra de él, para reflexionar sobre la politización de los tiempos modernos y la influencia que algunos tienen para decidir el curso del mundo.