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    76 Days
    Críticas
    5,0
    Obra maestra
    76 Days

    El devastador retrato del enemigo invisible

    por Miguel Martínez

    Es posible decir que el 23 de enero de 2020 fue el último día que el mundo vivió con la vieja normalidad que añoramos. A partir de ese día, la ciudad de Wuhan, ubicada en China y habitada por 11 millones de personas, entró en un estricto confinamiento de 76 días debido a la rápida propagación del COVID-19 entre su población. Las fotografías y los videos de calles desoladas, semidesiertas y similares a cualquier película post-apocalíptica sorprendieron a todo un planeta que en ese momento no sabía lo que estaba por llegar. El resto es historia. La pandemia derivada por COVID-19 ha cobrado la vida de más de 900 mil personas alrededor del mundo y se han registrado 29.5 millones de contagios (hasta ahora). 

    76 Days es el primer documental sobre este virus que llega a un festival, en este caso, el Festival Internacional de Cine de Toronto. Dirigida por Hao Wu y Weixi Chen en colaboración con Anonymous, esta producción nos traslada a la intimidad de la zona cero de Wuhan donde surgieron los primeros casos del virus que todos hemos escuchado hasta el hastío y que también logra explorar las duras jornadas de un hospital durante los 76 días de la cuarentena en dicha ciudad.

    Mucho se habló durante meses sobre cuándo podrían llegar las primeras películas/series/documentales que abordaran el tema de la pandemia actual. Se decía que podrían tardar dos o tres años debido a los retrasos que toda la industria padece por obvias razones. Sin embargo, no pasó ni un año desde que se registró el primer contagio para tener el primer producto que retrata la realidad que vivimos de una manera contundente y directa.

    76 Days es un trabajo periodístico devastador, descomunal y brutal de inicio a fin. Lo primero que llegará a la mente del espectador al ver este documental será la pregunta obligada de: “¿Cómo demonios lograron filmar esto en un hospital COVID?”. Esto en referencia al heroico trabajo de dirección que hay detrás de esta producción. La cámara lo es todo. El lente siempre está presente en momentos críticos y dolorosos de un lugar donde se desconocía por completo cómo aplicar un protocolo para una enfermedad sin precedentes y donde también dominaban en un inicio la desesperación, la frustración y la incertidumbre de combatir a un enemigo invisible. La imagen habla por sí sola. No hay necesidad de explicación cuando una enfermera describe qué pasa con los celulares de las personas que han perdido la batalla contra el virus, aquellos objetos que aún reciben llamadas con la esperanza de que alguien conteste las llamadas o responda un mensaje con un “Estoy bien”.

    76 Days muestra también la incansable labor de la primera línea de batalla contra el COVID-19: el personal médico. Aquí vemos todo, absolutamente todo lo que vivieron a diario doctores y enfermeras de un hospital en plena crisis sanitaria. Pese a ser etiquetados como personal de la salud, mediante este documental observamos que son algo más para aquel paciente que se encuentra incomunicado y con nulo contacto con el exterior incluida su familia. El documental nos muestra la otra cara de la moneda de personas que dan su vida por mantener con vida a otras, seres humanos que eliminan la barrera del doctor-paciente y se convierten en guías, en motivadores, en psicólogos, en todo para mantener con ánimo a la gente hospitalizada. No estamos viendo una película de terror ni de ciencia ficción, es la realidad que aún vivimos y parece olvidada por momentos.

    76 Days es un documental urgente de revisar y sumamente necesario para entender la magnitud de lo que aún padecemos como especie, de lo que hemos perdido y de lo que intentamos recuperar. Estamos ante un devastador retrato de una realidad ineludible que nadie puede pasar de largo; un trabajo cinematográfico que trascenderá por ser un invaluable documento que le dio voz, imagen y color a una pandemia que reduce la tragedia, por momentos, a sólo cifras presentadas en conferencias de prensa nocturnas. Detrás de cada enfermo y cada fallecido, hay un rostro, una historia, un ser humano, y eso, nunca hay que olvidarlo. 

     

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