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    Homeroom
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Homeroom

    Un recordatorio constante de las millones de escuelas que se encuentran cerradas

    por Iván Romero

    La programación del Festival de Cine de Sundance 2021 estuvo nutrida de muchos documentales. Esto, por supuesto, fue una gran oportunidad de exhibición para que el cine de este género, ahora que la modalidad digital ha sido la herramienta de la industria para atravesar la pandemia y que las cintas lleguen a más gente que de pronto en un festival presencial no se animaban a entrar a una función. Homeroom, del director Peter Nicks (The Force), formó parte de la selección. Quizá el tema eventualmente se va a volver cansado, especialmente porque seguimos con grandes estragos por el COVID-19, pero la cantidad de historias por contar apenas inician.

    Homeroom es un retrato a la parte escolar y al sistema de educación que se vio afectado en el mundo entero. Aquí precisamente se cuenta la lucha o la crónica de un instituto: Oakland High School. Es necesaria y urgente la historia, pero quizá la premura de lanzarla en menos de un año dejó algunos huecos y lo que en un principio parecía iba a explorar, no lo hace. Hay una parte evidentemente lucidora que llena el corazón, por así decirlo; ver a los adolescentes graduándose desde su casa, emocionados, a pesar de no tener una fiesta ni un evento de graduación. Los menos cínicos, sin duda verán en estas secuencias momentos claves que abren un parteaguas en la transformación necesaria de comunicarse en estos inciertos meses.

    Por otro lado, y es cuando creo que el documental tiene un talón de Aquiles gigante, es que queda muy por encima el trance repentino y la rápida manera de cambiar el sistema educativo. Homeroom tampoco tiene tintes trágicos, no se adentra en las victimas, números o testimonios dolorosos, pero Nicks planeaba que el documental fuera una alerta de lo que pasó, de lo que sucede y de lo que vendrá, según notas y entrevistas estadounidenses que ahora con su estreno en Sundance han salido a relucir.

    En la segunda lectura que menciono, el cineasta navega las aguas de los cierres de las escuelas, la falta de presupuesto, la salida de estudiantes cuyos padres no están dispuestos a pagar colegiaturas elevadas para ser vistas desde la laptop de su casa. Pero nuevamente, esto son sólo viñetas en la crónica que la cinta realiza. Lo que logra con éxito es la nostalgia de lo que de forma surreal parece otra vida. Claro que regresaremos a ella, pero… ¿cuándo? ¿En qué momento? ¿De qué manera? Y algo que no es tocado es ¿cuáles serán los efectos a largo plazo de esto?

    No los sabemos y ver los pasillos vacíos del Oakland High School es un recordatorio constante de las millones de escuelas que se encuentran así. Nicks también sale bien librado en retratar el efecto de las redes sociales en los alumnos, llámense niños, adolescentes o jóvenes; estos detalles, sobre todo llegando hacia el acto final, hacen de Homeroom un documental de la pandemia y el confinamiento del 2020 imprescindible. Con sus fallas, con lo que pudo ser, la realidad es que todo lo visto en el filme tiene dimensiones enormes que pueden desmenuzarse por horas. Homeroom no da respuestas, no las busca, no sabe cómo porque no es su intención.

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