Desde su periodo estudiantil, como parte del equipo de debate en la escuela secundaria, el futuro abogado y activista Ady Barkan demostró su elocuencia y pasión por los problemas sociales. Esta pasión lo llevó a conseguir un trabajo en una organización de California, además de darle una vida con un feliz matrimonio que lo convirtió en un padre amoroso y dedicado. Pero cuando cumplió 32 años, Ady fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que sabía que, poco a poco, iba a degenerar su movilidad y afectar su vida de una u otra forma. La situación coincidió con una reforma fiscal que aumentaba los costos de atención médica, por lo que, luego de frustrarse en una conversación con un senador republicano, Ady se involucró con un equipo de activistas para inspirar al póblico y lograr un cambio en las nuevas propuestas. En el documental Not Going Quietly, el director Nicholas Bruckman (La americana), sigue los esfuerzos de Barkan, determinado a conseguir un cambio favorable para su causa, mientras lidia con la disminución de sus capacidades físicas y su anhelo de estar con su familia.