En la década de los años 90, un asesino en serie cimbró la ciudad de La Bastilla, en Francia, con una serie de brutales crímenes, generando terror y tristeza entre los habitantes y frustración entre las autoridades. Antes de ser identificado como Guy Georges, el asesino solía seguir a mujeres jóvenes por las noches y entrar a sus departamentos para torturar, abusar y asesinarlas. A pesar de que dejaba pistas en los crímenes e incluso una víctima logro escapar para dar un retrato hablado, el caso seguía estancado. Cuando parecía que los crímenes iban a alcanzar la impunidad del responsable, algo insólito ocurrió y no solo fue clave para dar con el asesino, sino que sirvió como un precedente que llego para convertirse en una norma. En el documental Las mujeres y el asesino, las cineastas Mona Achache y Patricia Tourancheau, sigue el involucramiento de dos mujeres, la oficial de policía Martine Monteil y la madre de una de las víctimas, Anne Gautier, quienes fueron uno de los ejes fundamentales para resolución del terrible caso.