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Los 'perdedores' tienen que contar
por Nath RodríguezParece que han pasado siglos desde los días gloriosos de Avengers: Infinity War y Endgame, cuando las salas se llenaban de fans y las lágrimas corrían con cada pérdida. Aquello parecía el cierre perfecto de una era. Sin embargo, Marvel decidió seguir avanzando con fases posteriores que, entre títulos como Doctor Strange in the Multiverse of Madness o Thor: Love and Thunder, nos dejaron preguntándonos si realmente hacía falta continuar. En este panorama llega Thunderbolts, una película que intenta rescatar el barco reuniendo a un grupo de antihéroes e inadaptados que prometen caos y algo de frescura dentro de un universo cada vez más desgastado.
Los antihéroes toman el protagonismo
Aquí vemos a Yelena Belova, Bucky Barnes, Red Guardian, Ghost, Taskmaster y John Walker, todos bajo la aparente dirección de Valentina Allegra de Fontaine. Claro, como era de esperarse, la misión resulta ser una trampa: Fontaine ya no los necesita y pretende que se destruyan entre ellos. Sin embargo, lo que empieza como un plan suicida evoluciona hacia algo más interesante: la oportunidad de dejar atrás traumas y sobrevivir juntos.
© Marvel Studios
Lo sorprendente es que funciona más de lo que uno pensaría. Florence Pugh y Sebastian Stan lideran un equipo que, aunque irregular, logra mantenerte pegado a la pantalla. La dinámica entre ellos tiene suficiente química para sostener la trama, incluso si no siempre brilla.
Sentry y el factor humano
Uno de los grandes aciertos es la inclusión de Lewis Pullman como Sentry. Su personaje no solo aporta frescura, sino que también introduce un aire incómodo y carismático que equilibra la seriedad con humor. El trabajo detrás de su traje es de lo mejor que ha presentado Marvel en años, y en pantalla se nota el esfuerzo.
Lo interesante de Thunderbolts es que se atreve a humanizar a sus protagonistas. Al inicio vemos a Yelena cuestionar la rutina, la falta de propósito y hasta el sentido de seguir peleando. Ese mismo vacío se refleja en cada uno de los miembros: dolor, depresión, soledad y la simple necesidad de pertenecer. Es un enfoque que busca diferenciarse de los héroes perfectos de antaño, y que conecta con la tendencia actual de mostrarnos personajes rotos pero reales.
Marvel Studios
El villano, Sentry, también merece mención. No es el típico antagonista que se infla en el primer acto para desaparecer en el tercero. Aquí hay tensión constante: es inquietante, poderoso y se mueve con una calma perturbadora que transmite peligro sin necesidad de gritos ni monólogos. Cada aparición suya eleva la película.
Los tropiezos en el camino
Pero no todo es miel sobre hojuelas. El mayor problema de la cinta es sus irregularidades en producción y guión. Varias secuencias de acción se sienten forzadas, como si los villanos esperaran turno para ser golpeados, restándole naturalidad al caos que debería imperar. Aunque el ritmo mejora hacia el final, es difícil no notar esa falta de energía en los primeros minutos.
El humor, muy al estilo del MCU, aquí se siente excesivo. Cada momento serio parece suavizarse con un chiste inmediato, lo que reduce el impacto emocional de escenas que deberían pesar más. A veces parece que estamos viendo un roast de Marvel en lugar de un clímax dramático.
Marvel Studios
Tampoco ayudan algunos homenajes mal ejecutados, como la escena en la antigua Torre Stark con Julia Louis-Dreyfus, que termina más cerca de la parodia que del tributo. Y, como suele pasar en la saga, las consecuencias parecen no existir: se insinúan muertes y destrucción, pero al final todo se siente reversible, lo que elimina cualquier sensación real de riesgo.
Entre risas y caos, ¿qué queda?
Al final, Thunderbolts es una película divertida, caótica y ocasionalmente brillante. No revoluciona el género ni cambia el juego, pero cumple con entretener y con dar espacio a personajes que rara vez brillan en solitario. Su mayor fuerza está en atreverse a mostrar a los antihéroes desde su fragilidad, incluso si Marvel todavía no termina de decidirse entre abrazar la oscuridad o regresar a la comedia ligera.
No se siente como un regreso triunfal del MCU, pero Thunderbolts* encuentra su lugar como un recordatorio de que incluso los “fracasados” tienen historias que contar. Y a veces, eso es suficiente para mantener la esperanza de que Marvel aún puede sorprendernos.
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