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Una producción que busca romper las reglas del terror
por Nath RodríguezDespués de sorprender a medio mundo en 2022 con Barbarian, Zach Cregger regresa a la pantalla grande con La hora de la desaparición, una de las propuestas más impredecibles, creativas -y por momentos grotescas— del año dentro del género de terror. Desde que se anunció el proyecto y empezó a circular el nombre de Jordan Peele como parte del proyecto (aunque luego se confirmó que no estaba involucrado), se encendió el radar de los fans del horror.
Y para cuando llegó esa inquietante campaña de marketing con el reloj marcando las 2:17 a.m., ya sabíamos que estábamos ante algo que iba a dar de qué hablar. Ahora, tras verla, puedo decir con seguridad: Weapons, su nombre en inglés, cumple la expectativa.
Una historia que atrapa desde lo inexplicable
La historia parte de un suceso que, por sí solo, ya eriza la piel: en un pequeño pueblo de Estados Unidos, una noche a las 2:17 a.m., 17 niños se levantan de sus camas, caminan fuera de sus casas y desaparecen sin dejar rastro. Lo escalofriante no termina ahí: todos eran compañeros de clase en la misma escuela, y al día siguiente, solo uno de ellos regresa. ¿La principal sospechosa? La maestra Justine Gandy, interpretada con una intensidad emocional brutal por Julia Garner.
Warner Bros
Hasta ahí puedo contar sin arruinar la experiencia, porque uno de los mayores aciertos de La hora de la desaparición está en su estructura narrativa: cada acto nos muestra los eventos desde diferentes perspectivas, armando poco a poco un rompecabezas con piezas que no encajan del todo… hasta que lo hacen. Y cuando la imagen completa por fin se revela, el resultado es una mezcla de escalofríos y asombro. El ritmo puede sentirse desconcertante para quienes esperen una narrativa lineal, pero si entras con la mente abierta, es una experiencia bastante satisfactoria.
Terror, humor negro y tensión pura
Algo que me encanta de Cregger (y que ya había mostrado en Barbarian) es su capacidad para equilibrar el horror con humor negro, sin que esto se sienta forzado. Aquí no estás viendo una comedia disfrazada de película de terror, pero los breves momentos de alivio cómico están tan bien colocados que permiten que el espectador respire sin romper la tensión. La combinación entre jumpscares bien ejecutados, una estética de thriller moderno con sus respectivos tintes clásicos, y el uso de los silencios de manera correcta, hacen que Weapons sea una montaña rusa emocional.
El elenco brilla con luz propia
Además de Julia Garner, Josh Brolin ofrece una interpretación importante como uno de los padres de los niños perdidos. Juntos sostienen buena parte del peso emocional de la película, aunque el resto del elenco no se queda atrás: Benedict Wong, Alden Ehrenreich, June Diane Raphael, entre otros, aportan capas importantes a esta historia. Es de esas cintas donde todos los personajes importan, cada punto de vista suma y cada detalle importa.
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Zach Cregger no solo dirige, sino que también escribe el guion de esta cinta que, si bien puede recordarnos a historias clásicas como las de los hermanos Grimm, también tiene sus pequeños tributos guiños a otras obras de terror como Get Out, Psicosis o incluso Los niños del maíz, pero nunca se siente como una copia. Toma influencias del terror clásico y contemporáneo para crear algo que es completamente suyo.
Un cuento oscuro para padres y amantes del misterio
Lo más escalofriante es cómo usa la inocencia infantil como ese punto importante. Nos hace pensar en lo vulnerable que puede ser la infancia cuando el mundo adulto empieza a proyectar en ellos sus traumas, frustraciones o incluso sus secretos más oscuros. Hay algo profundamente inquietante en la idea de que los niños puedan ser manipulados o utilizados para fines macabros. Como espectador (y especialmente como padre, madre o alguien que convive con niños), la película podría tocar esas fibras.
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En conclusión… La hora de la desaparición no es una película de terror cualquiera. Tiene estructura, tiene riesgo, tiene ideas. Es inquietante, sí, pero también es muy humana en su miedo: el miedo a lo que no podemos entender, a lo que no podemos controlar, a que lo más puro pueda corromperse. Y eso, para mí, es lo que hace que esta película se quede contigo después de las dos horas en el cine.
Zach Cregger demuestra que lo suyo no fue suerte de principiante con Barbarian. Con Weapons, consolida su lugar como una de las voces más interesantes del terror actual. Y si esto es solo el comienzo, no puedo esperar a ver qué hace con su próxima película, especialmente sabiendo que estará al frente de una adaptación cinematográfica de Resident Evil.
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