Rabia

Tras la muerte de su madre, Alan se muda con su padre, Alberto, a un nuevo vecindario en el que no se siente bienvenido. Tras hallar unos mensajes ocultos, Alan empieza a sospechar que su padre es un hombre lobo en Rabia. Conmocionado por la muerte de su esposa, Alberto se somete a un autoexilio, arrastrando consigo a su hijo, Alan. Mientras se esconden en una apartada unidad habitacional se dan cuenta de que no son bienvenidos al nuevo barrio. Esta nueva atmósfera cambiará su relación y ambos tendrán que aprender a sobrellevar una relación padre-hijo. Originada por el enojo y la culpa, Alan cae en una esquizofrenia que, influenciada por mensajes ocultos de su tío, gradualmente lo llevará a creer que su padre es un hombre lobo. Al notar que su vida y la de los vecinos peligran, Alan decide hacer algo de una vez por todas. Así, destruir a la bestia no parece un plan descabellado en la violenta realidad que vive día a día.