Cuando Jess lleva a su hija al hospital donde su mejor amiga Liz trabaja como médico de urgencias, la amistad entre ambas y su grupo incodicional de cuatro amigas se ve severamente afectada ya que las situaciones bajo las que se lastimó la hija de Jess resultan ser sosprechosas y Liz no sabrá si denunciarla o guardar silencio para no afectar a Jess.
Los detectives Mick Palmer y Shazia Malik forman parte de la nueva Unidad de Delitos Patrimoniales donde se encargarán de investigar todos los crímenes relacionados con el arte, desde falsificaciones hasta asesinatos.
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