Murata es un oficinista que está cansado de su monótono trabajo y rutina, así que un día mientras va de regreso a su casa decide hacer algo diferente. Opta por entrar a un estadio donde se está llevando a cabo un partido de béisbol y de esta forma siente que al fin está viviendo algo diferente, sólo que terminará sorprendiéndose cuando conozca a Ruriko, una joven empleada que vende cerveza durante los partidos. A pesar de su actitud distante y fría, en el interior Ruriko suele ser muy tierna y amable, pero de primera instancia no se muestra tal cual es, aunque cuando Murata comienza a asistir con regularidad a los partidos de béisbol ya que al fin ha encontrado un lugar seguro donde puede pasarla bien, ella comienza a sentirse más cómoda con su presencia y poco a poco se hacen amigos. Entre los dos surgen todo tipo de situaciones, desde cómicas hasta conmovedoras y Murata comienza a experimentar un sentimiento que hasta el momento no sabía que existía.