Mientras lleva a su gente a un destino desconocido en las costas de Wessex, Ragnar tendrá arreglarselas para cumplir con sus nuevas responsabilidades como Rey. Pero el Rey Ecbert sólo cumplirá sus promesas cuando los vikingos logren que la princesa Kwenthrith se apasigüe. El choque de ideologías entre el Dios y los dioses nórdicos finalmente lleva las cosas al punto de quiebre entre Floki, Athelstan y Ragnar.