Luego de años de abusos y atropellos por las autoridades de la prisión, las internas de Litchfield han llegado al extremo de tolerancia. Así, después de un error por parte de un guardia, la prisión enfrenta un violento motín, donde las internas han tomado el control de las instalaciones, capturado a algunos rehenes y demandado atención del público y la prensa sobre las condiciones de la prisión, exigiendo justicia para algunas compañeras. A lo largo de tres días, las internas deberán decidir hasta dónde quieren llevar el motín, hasta dónde van a soportarlo y hasta dónde van a aceptar nuevas condiciones; sin embargo, no todas las internas quieren formar parte del caos, entendiendo que sus sentencias pueden extenderse dramáticamente. Mientras tanto, Piper y Alex han formado, de nuevo, un fuerte lazo y quieren mantenerse alejadas de la situación, pero el problema ha empezado a crecer sin control, orillando a todas las internas a tomar partido.