Cuando era niño, David Heller escuchaba voces de diferentes personas, diferentes edades y de diferentes regiones del mundo. Muchas de estas eran amenazadoras, otras eran informativas, mientras que otras eran de puro tormento, lo que causó en el pequeño un trauma difícil de superar. A corta edad, David fue diagnosticado con esquizofrenia, derivado de sus constantes trastornos crónicos y la percepción alterada del mundo que tenía. Ahora, un joven enfrentado a su realidad, David es un paciente de una clínica psiquiátrica, intentando resolver su mente y evitando, en la medida de lo posible, sus ataques y las voces que lo han perseguido. Mientras trata de disfrutar la vida que le han ofrecido, David conoce a Syd, una nueva paciente, cuyo pasado podría estar ligado con el suyo, llevándole a descubrir que el diagnostico podría ser erróneo y que las voces y visiones que se le presentan son reales, no por un padecimiento, sino por un poder que había ignorado toda su vida.