La historia comienza con Harriet que no hace mucho tiempo que ha salido de prisión y que, sin saberlo, queda atrapada en un encubrimiento militar y político con las huellas dactilares de Catriona Bailey (Jacki Weaver) por todas partes. La búsqueda de Harriet por la verdad la lleva de regreso a los pasillos del poder de Canberra, esta vez trabajando para un diputado independiente inconformista. Lo que descubre es un programa militar tan secreto que incluso el Primer Ministro no sabe nada de su existencia.