Después de la partida de los X-Men, el miedo a la genética mutante ha alcanzado un tono intenso y se ha comenzado un esfuerzo por identificar y monitorear a cada ser mutante. Para Reed Strucker cualquier mutante que use sus poderes para hacer daño merece ser procesado. Cuando se revela que sus hijos, son mutantes, Reed y su esposa, Kate unen fuerzas con una facción de los mutantes para protegerlos de la captura.