Después de que Arminius y Thusnelda lograrán unir a todas las tribus germánicas, los guerreros logran enfrentarse a las tres legiones romanas enemigas. El éxito de la emboscada terminó en una derrota humillante para el gran Imperio Romano, dejando un enorme resentimiento de parte de los guerreros derrotados. Gracias a la gran victoria, Arminius y Thusnelda tienen la oportunidad de reclamar el título de Rey y Reina de las tribus. Sin embargo, el padre de Thusnelda no está de acuerdo con esta unión, por lo que decide unirse con el antiguo prometido de su hija para planear un ataque en contra de Arminius.