Dorrigo Evans ha tenido una vida llena de numerosos tormentos que en su vejez no lo han dejado estar en paz consigo mismo, pues desde joven cuando tan sólo era un médico proveniente de Australia tuvo un amorío con una chica llamada Amy, quien era la esposa de uno de sus tíos. Dorrigo se enamoró perdidamente de Amy y a pesar del daño que les generaba esa relación, ambos se mantuvieron en ésta, pero todo cambió con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, pues Dorrigo se enlistó en la Fuerza Imperial Australiana y ahí comenzaron sus peores pesadillas. Él junto a su regimiento fueron capturados por japoneses que los mantuvieron esclavos por varios años construyendo el ferrocarril de la muerte en Birmania, por lo que en algún punto Dorrigo creyó que esa era su forma de pagar por el daño que le hizo a su tío y a la misma Amy. Aunque él ya es un veterano de guerra y de los pocos sobrevivientes, no está conforme con la vida tranquila que lleva y de la cual lo han llenado de reconocimientos, pues siente que nada le podrá devolver la paz que alguna vez creyó tener mientras se encontraba enamorado. Amy para él representó su lugar más seguro.