Estos seres azules y muy pequeños, tanto que poseen la altura de tres manzanas encimadas, continúan con sus aventuras en la colorida aldea que viven. Cada uno con su propia personalidad se encargan de hacer cada día una verdadera hazaña, pues aunque procuran estar alejados de los problemas y de no ser atrapados por el malvado Gargamel y su gato Azrael, los pitufos de algún modo terminan metiéndose en una serie de líos. Afortunadamente Papá Pitufo está ahí para cuidarlos en cada paso que den, pero esto no quita el hecho de que sus hijos se encarguen de hacer travesuras mientras exploran más sobre su mundo.