El nombre de Bernard Tapie dejó toda una huella en Francia, pero no precisamente de la mejor forma. Aunque este hombre logró construirlo todo para triunfar, sus ambiciones pronto hicieron que se desviara de su camino y se convirtiera en toda una figura de controversia y decepciones. Bernard pertenecía a la clase trabajadora, pero sus sueños y ganas de tener un mejor futuro hicieron que éste buscara la manera de alcanzar una mejor vida por lo que en su adolescencia se convirtió en cantante y aunque sí obtuvo cierta fama, su siguiente profesión y etapa fueron lo que lo definieron ya que logró abrirse puertas hasta convertirse en un exitoso empresario. Tapie no contaba con conexiones ni alguna gran preparación escolar por lo que dejó asombrados a todos con su capacidad, pues el hecho de poseer gran éxito como empresario hizo que conociera a figuras de autoridad y renombre lo cual lo llevaron a convertirse en ministro con el presidente socialista Francois Mitterrand. Tapie pareciera que había vivido cientos de vidas en tan sólo una, pues siempre estaba buscando la manera de mejorar y hacerse con mayor poder, y precisamente esto fue lo que lo llevó de estar entre los titulares y la cima a la cárcel. Tapie con sus docenas de habilidades, negocios, autoridad y poderío cayó de la forma más común, pero que nadie se esperaba.
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