Los Ricos también lloran sigue a Mariana Villarreal, quien vive con su padre, Leonardo, en un rancho de Guanajuato. Leonardo es un moribundo hacendado que se presume en la ruina. Se ha refugiado en la bebida desde la muerte de la madre de Mariana y un accidente que lo dejó paralítico. Arrepintiéndose de no haber velado por ella todos estos años y sabiendo que morirá muy pronto, tiene la seguridad de que a su hija no le faltará nada cuando reciba su herencia. Deja estipulado que toda su fortuna quedará en manos de Mariana cuando él fallezca. Desgraciadamente, el viejo hombre muere, dejando a Mariana bajo la merced de su cruel esposa, Irma, y del amante de esta, Diego. Irma se casó con Don Leonardo por mero interés económico y nunca lo amó. Fomentó su vicio por el alcohol para que él le dejara la administración de sus propiedades y así poder manejar su fortuna.