Enrique ha logrado conquistar uno de sus mayores objetivos, romper relaciones con el Papa y convertirse en la cabeza de la Iglesia en Inglaterra, ahora tan sólo le espera aguardar que sea anulado su matrimonio con Catalina para así seguir adelante. Enrique ansía pasar sus días cono Ana siendo ella su legítima esposa y la madre del heredero que tanto ansía, por lo que la familia de Ana se regocija de los nuevos lujos y poderes que poseen ahora que ya son parte más fundamental para la corona. Aunque Enrique y Ana están enamorados, deberán seguir enfrentando a sus adversarios de manera más inteligente, pues todos ellos buscan herirlos y desetabilizarlos para que así no se salgan con la suya y acaten las reglas que tanto han sido impuestos por años. Más traiciones, calumnias, enredos y sed poder se siguen sembrando en el reino.