Jim y Julia estuvieron casados por aproximadamente 18 años y aunque su matrimonio parecía que iba a perdurar por más años, ambos deciden divorciarse por una serie de factores. Lo cierto es que los dos terminan su relación en buenos términos y por lo mismo deciden seguir criando a sus hijos en la misma casa familiar, por lo que todo parece seguir igual aunque no es así. En un inicio la dinámica pareciera ser confusa, sobre todo para sus dos hijos, pero tanto Jim y Julia optan por hacer lo mejor posible para que éstos se adapten y no padezcan el caos que muchas veces se da con los divorcios. La vida de los cuatro pareciera ir normal hasta que la dinámica es irrumpida por la nueva relación de Julia, la cual no tendrá muy contento a Jim, pero él sabe que ya no le compete opinar sobre la vida de su ex esposa, así que tan sólo le quedará conformarse e intentar hacerle ver que quizás se ha precipitado en seguir adelante. Jim se siente afectado porque Trey, el novio de Julia, en realidad resultar ser el dueño de su equipo favorito, aspi que de alguna forma esto repercute en su ego. A esta familia les deparan varias situaciones de caóticas y cómicas con las que podrán aprender a llevarse mejor y convivir de una forma sana.