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El mundo se encuentra ya casi en su totalidad por debajo del agua, pues en los últimos años la marea subió por lo que varias naciones y territorios se encuentran hundidos. El joven Ikaruga Natsuki solía vivir en la ciudad, pero se cansa y desilusiona de este lugar, por lo que decide regresar a su pueblo natal; sólo que Ikaruga ya no tiene a nadie a su lado debido a que su madre murió así como su abuela. Natsuki además no tiene una pierna ya que la perdió unos años atrás en el accidente que justo le arrebató a su mamá, así que al volver a su lugar natal, se encuentra con la sorpresa de que su abuela, una geóloga marina le ha dejado su barco, submarino y diversas deudas. Él no sabe cómo seguir el rumbo de su vida y recuperar los sueños que se le arrebataron así que una cobradora de deudas llamada Catherine le da la idea de aventurarse por el laboratorio hundido de su abuela en el que se dice que dejó un gran tesoro. Como siente que no tiene nada que perder, el chico se sumerge en las ruinas de este laboratorio y encuentra a una joven en un ataúd. Es un robot con forma humana llamada Atri, quien le agradece por rescatarla y le dice que permanecerá a su lado ayudándolo y que también busca cumplir la última orden su maestro. De este modo Natsuki se adentra a una travesía desconocida, pero maravillosa, en la que se dará cuenta que no posee limitantes.
