Simón construye una máquina de caza de monstruos que está seguro que capturará a un monstruo real. Sintiendo que Ickis y Oblina no le están prestando suficiente atención, Krumm sale de su dormitorio y termina en problemas con la máquina. Después, unas chicas monstruosas con mucha onda evitan a Oblina, que no deja de apegarse a las reglas. Con la intensión de ser popular, Oblina se transforma rompiendo todas las reglas que puede. Mientras tanto, Ickis deja de asustar para comerse la suciedad de un coche sucio, sin darse cuenta acaba en un centro de lavado de coches.