Poco tiempo después de la muerte del papa Inocencio VIII, se lleva a cabo un cónclave para elegir al nuevo pontífice. Por medio de sobornos y prácticas de corrupción, Rodrigo Borgia es nombrado el nuevo líder de la Iglesia Católica, el papa Alejandro VI, elegido por veintisiete cardenales en el conclave de 1492. Rodrigo es parte de la familia Borgia, una familia de origen valenciano que ya había tenido a un familiar, Calixto III, como representante máximo de la Iglesia. La elección de Rodrigo no es ausente de sospechas y no es bien vista por varios miembros del colegiado cardenalicio y otros estratos de poder. Sin embargo, ese es el menor de sus problemas, puesto que la familia ya tiene envidias y resentimientos entre sí, que se verán enaltecidos ahora que han obtenido el poder total de la Iglesia.