Cada vez que una nueva entrega de El Conjuro llega a los cines, sabemos que no será una experiencia cualquiera. No solo porque se inspira en casos reales de los archivos de los Warren, sino porque James Wan y su equipo han creado una franquicia que redefine lo que significa pasar miedo en la sala. Ahora, con El Conjuro 4, las expectativas han estado por las nubes, y lo que más llama la atención son las imágenes que nos muestran cómo se filmó esta pesadilla.
Al ver las fotos de rodaje, descubrimos que, detrás de cada susto que hace saltar al público, hay un ejército de técnicos, cámaras y actores dando el máximo. Los arneses, los efectos prácticos y hasta los simples paraguas forman parte del proceso. Y, claro, las sonrisas nerviosas de Vera Farmiga y Patrick Wilson recuerdan que, aunque lo que vemos en pantalla es puro terror, en el set hay compañerismo y complicidad.
The Axeman
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El hombre del acha tiene un papel breve pero importante. Su fantasma ataca a personajes como Heather Smurl y Lorraine Warren en la película. El hombre del hacha vivía en el terreno donde se construyó la casa de los Smurl, y la presencia del demonio le permite regresar y atormentar a la familia.
Muchas cámaras
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La imagen del hombre del acha es una de las más comentadas: este ser embrujado que, gracias a la presencia demoníaca, vuelve para sembrar miedo. En pantalla era aterrador pero en el set, la preparación fue casi quirúrgica, con múltiples cámaras rodeándolo para atrapar su esencia desde todos los ángulos posibles.
Annabelle de vuelta
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No podía faltar la muñeca más perturbadora del universo Warren. En las imágenes aparece siendo preparada para su participación, recordándonos que, aunque no sea la protagonista principal, Annabelle siempre encuentra la manera de colarse en el centro de la atención.
La doble
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No todo lo que vemos es obra de los protagonistas. Una de las fotos muestra a la doble de Judy siendo maquillada para una escena arriesgada. En la escena aparece con protecciones ocultas y mucha precisión, logrando que el público sienta que la hija de los Warren está en verdadero riesgo.
Vera Farmiga
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En otra postal curiosa, vemos a Vera Farmiga caminando entre tomas mientras una asistente sostiene un paraguas sobre ella. No hay espíritus ni exorcismos ahí, pero sí un recordatorio de que grabar terror requiere paciencia, largas jornadas y pequeños descansos para que los actores lleguen enteros a las escenas más intensas.
Patrick Wilson
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Por supuesto, Patrick Wilson vuelve a dar vida a Ed Warren. Una de las imágenes lo muestra ya caracterizado, con ese aire serio que lo define, listo para enfrentarse a lo imposible. Es un vistazo al proceso de transformar a un actor en un investigador de lo paranormal.
Explicando la escena
Entertainment Weekly
Otra captura nos enseña a Patrick escuchando las indicaciones del director Michael Chaves. Ahí entendemos cómo se construyen las escenas de miedo: entre la visión del cineasta y la entrega del intérprete, se logra la combinación perfecta.
¡Acción!
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Una de las postales más impactantes muestra a Vera Farmiga acostada en el suelo, prácticamente a oscuras, grabando una de esas escenas que seguramente nos harán gritar. Es un recordatorio de lo físico que puede ser actuar en películas de terror, donde el cuerpo se convierte en una herramienta más del suspenso.
Comenzando a grabar
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En otro ángulo del rodaje se ve una cámara en medio de un grupo de extras. Eso nos revela que no todo es CGI: muchas de las secuencias se construyen con personas reales, logrando un ambiente realista que después en pantalla transmite pura tensión.
La heredera de los Warren
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Otra foto enseña a la joven actriz que interpreta a Judy, la hija de los Warren, filmando una secuencia clave en la que busca desesperada a su madre. La imagen adelanta que Judy tendrá un papel más relevante, heredando poco a poco las habilidades de Lorraine.
Toma 1
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Una imagen emotiva muestra a Vera y Patrick sosteniendo la clásica claqueta con la frase "primera toma". Es un detalle simbólico que conecta a los actores con los fans, marcando el inicio de lo que será el capítulo final en la historia de los Warren.