En una era donde el cine está dominado por los efectos digitales, los mundos en 4K y los colores imposibles, hay algo profundamente hipnótico en una película en blanco y negro. Tal vez sea la nostalgia, tal vez la pureza visual, o simplemente esa sensación de que el tiempo se detiene por un par de horas.
Desde los clásicos de Charlie Chaplin hasta las joyas de Ingmar Bergman, el blanco y negro siempre ha tenido un poder especial: el de desnudar las emociones, de hacer que mires los rostros y los silencios sin distracciones. Y aunque podría parecer una técnica del pasado, lo cierto es que el blanco y negro nunca se fue. En los últimos años, grandes directores han regresado a él para contar historias que, sin color, brillan aún más.
Aquí son cinco películas recientes que lo demuestran:
1. 'Roma' (2018) – Alfonso Cuarón
Collider
Rodada en blanco y negro, la película captura la vida cotidiana en la Ciudad de México de los años 70 desde la mirada de Cleo, una trabajadora doméstica interpretada por Yalitza Aparicio. Ganadora de tres premios Oscar, Roma no sólo es un homenaje al pasado, sino una muestra de cómo el blanco y negro puede hacer que lo íntimo se vuelva universal.
2. 'El faro' (2019) – Robert Eggers
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Rodada en un formato cuadrado y con un blanco y negro denso, Robert Eggers transforma una historia de locura en una experiencia casi física. Robert Pattinson y Willem Dafoe interpretan a dos fareros atrapados en una isla que se va devorando su cordura, en una película que parece un sueño febril filmado hace un siglo. Cada imagen de El Faro te hunde un poco más en la demencia del mar.
3. 'Blonde' (2022) – Andrew Dominik
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Controvertida, intensa y visualmente deslumbrante, Blonde es mucho más que una biografía de Marilyn Monroe. El director Andrew Dominik alterna entre color y blanco y negro para reflejar la dualidad de su protagonista: el ícono y la mujer detrás del mito. Ana de Armas ofrece una interpretación poderosa, tan dolorosa como bella, y el uso del blanco y negro convierte cada plano en una especie de fantasma cinematográfico.
4. 'Ida' (2013) - Paweł Pawlikowski
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Antes de ganar el Oscar por Guerra Fría, Paweł Pawlikowski nos regaló Ida, una obra maestra del cine europeo contemporáneo. La historia sigue a una joven novicia que, antes de tomar sus votos, descubre un secreto familiar que la obliga a enfrentarse a su pasado durante la posguerra polaca. Filmada en un formato casi cuadrado y con un uso poético del espacio vacío, Ida encuentra belleza en la quietud. Es una película que demuestra que el blanco y negro puede ser tan espiritual como desgarrador.
5. 'Frances Ha' (2012) - Noah Baumbach
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No todo en blanco y negro tiene que ser trágico. Frances Ha, dirigida por Noah Baumbach y protagonizada por Greta Gerwig, es la prueba de que este estilo también puede ser luminoso y divertido. Ambientada en Nueva York, sigue a una joven bailarina que intenta encontrar su lugar en la vida entre la amistad, los sueños rotos y los alquileres imposibles. El blanco y negro aquí evoca el cine francés de los 60 y le da un aire atemporal y romántico a la confusión de la modernidad.