El Día de Muertos no solo es una de las tradiciones más hermosas de México, también es un recordatorio de que la vida y la muerte pueden convivir en armonía. Entre flores de cempasúchil, altares y pan dulce, cada noviembre rendimos homenaje a quienes se fueron, pero también celebramos lo que dejaron: sus historias, sus risas y su arte.
Y si hay un lugar donde la muerte ha encontrado su mejor representación, es en el cine mexicano. Desde sus primeros años, el cine nacional ha sabido mirar a la muerte con respeto, pero también con belleza, con un toque de misterio y poesía. Por eso, este Día de Muertos, ViX nos invita a revivir tres joyas que tienen que ver con la muerte, que son parte de nuestra memoria colectiva: Macario, Veneno para las hadas y Hasta el viento tiene miedo.
Tres películas que no solo hablan de la muerte, sino de la vida misma
1. 'Macario' (1960): La muerte como compañera
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Si hay una película que encarna el espíritu del Día de Muertos, es Macario. Dirigida por Roberto Gavaldón y basada en una historia de Bruno Traven, esta cinta es una de las obras maestras del cine mexicano. Ambientada en la época colonial, cuenta la historia de Macario, un humilde campesino que sólo tiene un sueño: comerse un guajolote entero él solo, sin compartirlo con nadie. Pero el destino tiene otros planes. En su camino se cruza con tres figuras misteriosas: Dios, el Diablo y la Muerte.
2. 'Veneno para las hadas' (1984): La inocencia convertida en horror
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Veneno para las hadas, dirigida por Carlos Enrique Taboada, es una de esas películas que asustan sin mostrar casi nada. La historia sigue a Verónica, una niña huérfana que vive obsesionada con la brujería, y Flavia, su compañera de escuela, una niña rica e ingenua que cae bajo su influencia. Lo que empieza como un juego termina convirtiéndose en una pesadilla. Aquí no hay monstruos ni efectos especiales: el verdadero terror está en la mente.
3. 'Hasta el viento tiene miedo' (1968): El grito eterno del cine mexicano
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También dirigida por Carlos Enrique Taboada, esta cinta es probablemente la más famosa del terror mexicano clásico. Ambientada en un internado de señoritas, la historia sigue a un grupo de jóvenes atormentadas por el espíritu de una estudiante que murió años atrás. A diferencia de otras películas de la época, Hasta el viento tiene miedo usa el terror para hablar de la represión, la culpa y los secretos que se esconden detrás de la disciplina.