Así como Eugenio Derbez hizo inolvidable al Burro en 'Shrek', también dejó una marca muy especial en este clásico de la Navidad que todos ven año con año.
Si hay un personaje que se ganó el cariño del público latino sin esfuerzo alguno, ese fue el Burro de Shrek. Y gran parte de esa magia nació gracias a Eugenio Derbez, quien transformó a ese cuadrúpedo adorable en un icono cultural. Su voz se volvió prácticamente inseparable del personaje: divertida, chispeante, exagerada tierna en los momentos necesarios. Tanto así que muchos todavía citan frases del Burro como si fueran refranes oficiales.
Ese primer gran golpe en el mundo del doblaje marcó un antes y un después en su carrera. Derbez probó que podía tomar un personaje animado y volverlo inolvidable. Y justamente esa habilidad lo llevó años después a encarnar a otro personaje icónico. Uno que también es peludo, vive aislado y tiene un carácter complicado.
La voz detrás de un corazón diminuto
Derbez fue la voz del ser verde que odia la Navidad en la película animada de 2018, El Grinch. Una nueva versión que conquistó a los niños por su calidez, su ritmo y ese toque emocional que no siempre se encuentra en el famoso gruñón verde.
A diferencia de otras adaptaciones, Derbez no apostó por exagerar ni convertir al personaje en pura comedia. Le dio un matiz más humano, más contenido y también la vulnerabilidad. Y eso es exactamente lo que necesitaba un personaje cuya vida entera gira alrededor de evitar la alegría ajena. Y su interpretación se volvió parte esencial de por qué esta cinta se convirtió en la versión favorita de muchas familias.
El gruñón que detesta la épica decembrina
En esta película, el Grinch habita una cueva en lo alto de una montaña enorme, donde todo es gris, frío y desordenado. Su única compañía es Max, su perro leal, inteligente y casi demasiado paciente. Max le prepara el desayuno, le organiza el día y lo acompaña incluso en sus peores ocurrencias, y eso incluye el plan más retorcido que ha tenido en toda su vida.
Porque hay algo que detesta con toda su alma: la Navidad. Los villancicos, las decoraciones, la comida deliciosa, los vecinos felices, todo absolutamente todo le parece un tormento. Así que este año decide que ya fue suficiente y planea robarse la Navidad entera para asegurarse de que jamás vuelva a celebrarse.
Mientras el Grinch afina su plan de sabotaje navideño, aparece Cindy-Lou, una niña con tanta energía y ternura que podría iluminar Villaquién sin necesidad de luces. Su objetivo es simple: agradecerle a Santa Claus por los regalos de cada año. Y es aquí cuando todo cambia.
La película fue producida por Illumination Entertainment, el estudio detrás de Mi villano favorito y los Minions. A diferencia del clásico animado de 1966 o del live action con Jim Carrey, esta versión suaviza algunos momentos. El Grinch sigue siendo malo, sí, pero no tan cruel. Más que un villano, parece alguien herido que se acostumbró a vivir solo, y Eugenio Derbez es el toque perfecto.