En 2009 se estrenó una animación de ciencia ficción que fracasó en taquilla, pero con el tiempo conquistó a los amantes de las historias sombrías y visualmente impactantes. Un mundo posthumano lleno de misterio y creatividad que merece ser rescatado.
En el otoño de 2009 llegó a los cines 9, una película animada que prometía renovar el género con una estética sombría, un universo postapocalíptico fascinante y la producción de Tim Burton. Basada en el cortometraje nominado al Oscar del mismo nombre, la cinta relataba la odisea de pequeños seres de tela creados por un científico tras la caída de la humanidad.
A pesar de contar con un elenco de voces excepcional (Elijah Wood, Jennifer Connelly, John C. Reilly y Christopher Plummer) la película fracasó en taquilla. Sin embargo, con el paso del tiempo ha adquirido el estatus de obra singular, apreciada por quienes buscan propuestas arriesgadas, visualmente memorables y emocionalmente resonantes.
Personajes diminutos en un mundo gigantesco
Los primeros minutos de 9 establecen un tono inquietante e hipnótico. El protagonista despierta en un estudio abandonado junto al cadáver de un humano, rodeado de papeles dispersos y libros acumulados. A medida que avanza hacia la ventana y la cámara se aleja para mostrar una ciudad devastada en una versión alternativa de la Europa del siglo XX, queda claro que la película tiene una atmósfera peculiar con un mundo roto pero vibrante, donde la soledad, la exploración y la curiosidad dictan cada paso.
La película retoma la tradición cinematográfica que encuentra belleza en las criaturas pequeñas enfrentadas a entornos humanos descomunales, pero lo hace con un giro propio. Los stitchpunks deben atravesar catedrales derruidas, fábricas siniestras y bibliotecas olvidadas, un paisaje donde la humanidad ya no existe, pero sus restos siguen contando historias. La película se vuelve aún más creativa cuando los personajes improvisan herramientas, armas o linternas a partir de objetos cotidianos, construyendo un universo visual tan extraño como cautivador.
Diseño, personalidad y una galería de seres inolvidables
Aunque simples muñecos humanoides, cada uno de los stitchpunks posee una identidad visual y emocional clara: desde la ingenuidad de 5 hasta la ferocidad de 7 o la curiosidad incansable de 9. El elenco de voces realza esas particularidades y aporta calidez a seres que, en manos menos hábiles, podrían sentirse distantes. Frente a ellos se alzan las criaturas creadas por la Máquina, bestias mecánicas inquietantes cuyo diseño otorga a la película una profunda intensidad estética.
A pesar de su relativo anonimato, 9 permanece como una obra singular que desafía los límites de la animación comercial. Es oscura, extraña, emocional y profundamente visual, una rareza que merece ser redescubierta por quienes aman las historias arriesgadas y la estética cercana a los mundos de Tim Burton. Hoy, más que nunca, vale la pena volver a ella y dejarse envolver por su atmósfera única.