A veces lo único que se antoja es escapar, aunque sea desde el sillón, a una isla griega llena de lujo, secretos y sospechosos bien vestidos. Y si hay un crimen de por medio, mejor todavía.
Grecia tiene algo magnético. Sus islas, el azul del mar y esa mezcla de belleza y melancolía la han convertido en un escenario ideal para el cine. No importa el género: todo se ve mejor con el Mediterráneo de fondo. Ahí están Mamma Mia!, donde el romance y las canciones fluyen entre playas y casas blancas. Mi gran boda griega, que convirtió las tradiciones familiares en comedia universal. Y La hija oscura, que usó el paisaje griego para contar una historia mucho más incómoda.
En todos los casos, Grecia no es solo un fondo bonito. Es parte del estado emocional de la historia. Un lugar que parece idílico, pero que siempre guarda algo debajo de la superficie. Y justo ahí, entre el lujo, el sol y la calma, hay una película de Netflix que entiende perfectamente esa dinámica y se divierte como pocas haciéndolo.
Un misterio con vistas al mar Egeo
La película en cuestión es Glass Onion: Un misterio de Knives Out, una historia que combina sátira, intriga y espectáculo visual en una isla griega privada que parece sacada de una revista de arquitectura. Todo comienza cuando el excéntrico multimillonario Miles Bron invita a un grupo selecto de amigos y conocidos a pasar unos días en su paraíso personal en Grecia.
Miles, interpretado por Edward Norton, es el tipo de personaje que disfruta ser el centro de atención. Su mansión es el lugar ideal para vivir el placer al máximo, y todo va bien hasta que alguien aparece muerto. Entonces, el paraíso deja de serlo y se transforma en un infierno.
Cuando todos tienen algo que esconder
A partir de ese momento, la escapada de lujo se transforma en un juego de sospechas. Cada invitado tiene un motivo, un pasado turbio o una relación complicada con el anfitrión. Nada es lo que parece, y cada conversación añade una nueva capa al misterio.
Aquí entra en escena Benoit Blanc, el mismo detective interpretado por Daniel Craig que ya se había robado la película en la primera entrega. Con paciencia, ironía y mucha observación, comienza a ver detrás de las apariencias, demostrando que incluso en los entornos más lujosos, la verdad siempre encuentra la forma de salir a la luz.
Lujo, sátira y diversión pura
Más allá del misterio, Glass Onion se disfruta por su tono juguetón. La película no se toma demasiado en serio, pero tampoco es superficial. Se burla de los ricos, del poder, de las redes sociales y de las farsas, todo mientras construye una intriga sólida y entretenida.
Si buscas algo para ver en Netflix que combine misterio, humor y paisajes de ensueño, esta película es una apuesta segura. No necesitas haber visto la anterior para engancharte, aunque hacerlo suma puntos. Glass Onion funciona como entretenimiento elegante, ligero y muy bien armado.