Críticas
2,0
Pasable
El Grinch

Tenía todo pero les faltó la magia

por Carlos Gómez Iniesta

No es la primera vez que la casa francesa de animación Illumination adapta a Dr. Seuss. Ya en 2012 presentó El lorax: En busca de la trúfula perdida con cierto éxito. Es de aquella cinta que proviene el animador Yarrow Cheney (La vida secreta de tus mascotas), quien ahora codirige junto al primerizo Scott Mosier la reinterpretación de cómo el Grinch se roba la Navidad.  

Sería muy pedante analizar la fidelidad de la adaptación de un pequeño cuento infantil, pero al ser un cuento corto para  niños, los guionistas Michael LeSieur  (Tres son multitud) y Tommy Swerdow (Jamaica bajo cero) tuvieron que crearle una historia que aguantara la hora y media de la cinta. Le inventaron una serie de sketches enfocados en comprobar lo malo, muy malo, que es el personaje verde con los habitantes de Villaquién (incluso retomaron elementos de El Grinch con Jim Carrey que tampoco vienen en el libro). Muchos parches para llegar de A a B, o sea, para finalmente comprobar que el corazón se expande con el espíritu navideño. 

Pero estas adiciones no se aprovechan en la animación, ya ni porque serían imposibles para actores reales. La comedia física simplemente no es cómica, mucho menos original. llumination se ha cansado de usar la misma fórmula que los puso en el mapa desde Mi villano favorito (2010): ¿Tienes oportunidad de hacer una buena acción? Mejor haz llorar al niño ¿Puedes ayudar a una señora? Mejor complicale la vida. El Grinch se comporta demasiado como Gru, con todo y sus inventos, su perro mascota y la niña que le derrite el corazón (aquí Cindy, allá Agnes, Margo y Edith). Además, siguen explotando la ternura de aquellos pequeños sin papá o sin mamá. Aquí no sólo visto en el episodio del origen del odio navideño del protaognista, sino también de la mencionada Cindy, quien es criada por una madre soltera junto con sus hermanitos. Es curioso que los orfanatos y el abandono infantil sigan siendo un elemento constante en sus historias. 

Entonces, el arma que queda disponible es el doblaje. Y qué mejor eficiencia que Eugenio Derbéz dándole voz al protagonista. No sabemos si él agregó algunos de los diálogos que mejor funcionan, pero de todas maneras, su presencia es demasiado grande. Pesa tanto que le quita personalidad al protagonista. ¿Hubiera sido mejor la voz de Mario Castañeda, misma que oímos cada año en la película actuada por Jim Carrey? Por cuestiones comerciales sí, por lo demás, tampoco estoy seguro que podría mejorarla mucho. 

El volver a contar la historia debió de haber sido muy buena idea en el papel. Casi dos décadas con respecto a la versión live-action de Ron Howard, es tiempo suficiente de distancia.  Tenían un personaje sumamente reconocido, atractivo para taquilla y licencias, además de que es un producto creado 100% para la Navidad. Pero El Grinch nos dan pocos elementos para que todos los que odian la Navidad se vuelvan identificar. Sobre todo porque el público de ésta nueva versión proviene de aquella otra: si el Grinch es conocido masivamente es gracias a él.