Marvel Studios atravesó un momento crucial con la producción de Capitán América: Civil War, teniendo que enfrentar desafíos significativos para equilibrar el presupuesto y mantener la cohesión de su universo cinematográfico y así, uno de sus mayores dilemas fue la participación de Robert Downey Jr. en la producción, ya que su éxito en películas anteriores como Avengers y Iron Man 3 lo convirtieron en una figura central y costosa para el estudio.
El actor, cuyo sueldo y beneficios ya ascendían a cifras astronómicas, representó un desafío financiero para Marvel y con esto la idea de una cuarta entrega de Iron Man se volvió inviable, pero su presencia en otras películas, como Capitán América: Civil War, era crucial.
Sin embargo, el comité de supervisión de costes de Marvel Enterprises estaba preocupado por el presupuesto creciente de la película y solicitó un guion más económico que incluso llegó a considerar la eliminación completa del personaje Downey Jr. en la trama.
Aunque al enfrentar la presión presupuestaria y defender la importancia del actor en el MCU, Kevin Feige, presidente de Marvel Studios, hizo todo cuanto pudo, la directiva se mantuvo firme y esto provocó que las cosas se intensificaran con "notas para mejorar la historia" que se volvieron negativas y obstaculizaban el proceso creativo de la película.
Según un productor de Marvel Studios, el conflicto se volvió "insoportable" y duró años, con la directiva imponiendo sus decisiones sin ceder hasta que la intervención de Bob Iger, CEO de Disney, propietaria de Marvel, resultó crucial.
En su participación dentro del conflicto, Iger intercedió a favor del estudio, instando a la directiva a dejar de poner obstáculos y permitir que el equipo creativo trabajara con libertad. Con dicha intervención, Marvel Studios obtuvo la libertad y el poder presupuestario necesarios para llevar a cabo Capitán América: Civil War y otros proyectos exitosos dentro del Universo Cinematográfico Marvel con la presencia de Tony Stark/Iron Man en ellos.