En un futuro cercano, la inteligencia artificial ha alcanzado un nivel donde la muerte ya no es una despedida definitiva. Wonderland, la conmovedora película coreana disponible en Netflix, plantea una pregunta inquietante: ¿es posible encontrar consuelo en la simulación digital de un ser querido fallecido? Bajo la dirección de Tae-Yong Kim, este drama de ciencia ficción explora los límites de la tecnología y el duelo a través de historias entrelazadas de amor, pérdida y esperanza.
La trama gira en torno a Wonderland, un servicio revolucionario que permite a las personas comunicarse con versiones digitalizadas de sus seres queridos a través de videollamadas. Utilizando registros fotográficos, videos e inteligencia artificial, la tecnología reconstruye no sólo la apariencia, sino también la personalidad de los fallecidos. Lo que comienza como una solución para el dolor pronto plantea dilemas éticos y emocionales: ¿se puede superar una pérdida cuando la ausencia es reemplazada por una ilusión virtual?
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Entre la memoria y la realidad: el dilema ético de ‘Wonderland’
Uno de los relatos centrales sigue a Bai Li, una periodista china que oculta su enfermedad terminal a su hija de siete años, Bai Jia. Tras su muerte, la niña mantiene contacto con una versión digital de su madre, desarrollando una dependencia emocional que impide su duelo natural. La historia de Bai Jia plantea un cuestionamiento profundo sobre el impacto de esta tecnología en la psicología infantil y la dificultad de aceptar la muerte en un mundo donde los límites entre la vida y la simulación son difusos.
Otro caso es el de Gu Jung-in, una azafata que crea una versión digital de su novio, Park Tae-ju, quien está en coma tras un accidente. A medida que la relación con esta representación virtual se vuelve parte de su rutina, la situación se complica cuando Tae-ju despierta. La dificultad de Jung-in para adaptarse a la versión real de su pareja ilustra cómo la tecnología puede distorsionar la percepción de la identidad y las relaciones humanas.
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A pesar de la carga emocional y filosófica de la película, Wonderland equilibra su tono con una estética visual cautivadora. Desde diseños de escenarios futuristas hasta una banda sonora que refuerza la nostalgia y la emoción, cada elemento visual y sonoro contribuye a mantener un aire de ensueño en medio de la reflexión sobre la pérdida y la tecnología.
El filme no solo nos invita a imaginar un futuro donde la muerte ya no es una barrera absoluta, sino que también nos hace cuestionarnos sobre cómo definimos nuestras relaciones en la era digital. ¿Es el recuerdo de un ser querido suficiente para seguir adelante, o la posibilidad de una versión digital nos atrapará en un duelo interminable? Wonderland plantea estas preguntas con una sensibilidad que convierte la ciencia ficción en una profunda exploración de la naturaleza humana.
