No es ninguna sorpresa que las películas de Disney sean vistas una y otra vez por los espectadores. Con historias clásicas como las de Blancanieves, La Cenicienta, El Rey León y Aladdin, es muy fácil dejar atrás todo lo malo de la vida y enfocarse en el lado positivo. Si bien algunas cintas son indiscutiblemente obras de arte, Frozen 2 es un título que ha llegado a ser reproducida una y otra vez por los más pequeños de la casa y se ha convertido en el rey de la plataforma de la Casa del Ratón.
Para todos los que ya perdieron la cuenta de cuántas veces han puesto la secuela de Frozen: Una aventura congelada en su casa, se saben de memoria la canción "Mucho más allá", o sienten que Olaf es prácticamente parte de su familia, deben saber que no están solos. En realidad, este es un fenómeno que le ocurre a muchos con niños en casa, y lo más sorprendente es que existe una razón científica que explica por qué los pequeños aman con todo su corazón la historia de Ana y Elsa.
No es sólo la magia Disney o el marketing poderoso para cautivar a la audiencia. Resulta que un grupo de científicos se puso a analizar el fenómeno de Frozen 2 desde un punto de vista más cerebral, llegando a conclusiones fascinantes. El secreto detrás de la obsesión por la cinta no está solo en Elsa lanzando hielo con las manos ni en Anna arriesgándolo todo por su hermana: la ciencia dice que esta película es capaz de estimular múltiples áreas del cerebro de los niños al mismo tiempo.
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Según expertos en neurociencia infantil, películas del estilo de Frozen 2 logran activar regiones relacionadas con la emoción, la música, la imaginación y el aprendizaje social. Es decir, mientras los adultos piensan que los niños están viendo una película por quinta vez en la semana, en realidad sus pequeños cerebros están trabajando a mil por hora, absorbiendo conceptos, empatizando con los personajes y disfrutando de la armonía visual y sonora.
Por supuesto, una de las preguntas más frecuentes respecto a esta y otras cintas de Disney+ es si es sano o no verlas con tanta frecuencia. Los expertos aclaran que, siempre y cuando haya un equilibrio, disfrutar de una película varias veces no es perjudicial. De hecho, puede ser benéfico ya que les permite profundizar en la historia, identificar detalles nuevos, memorizar secuencias y mejorar su vocabulario.
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Repetir una y otra vez les da seguridad, les permite anticipar lo que viene, y eso genera una sensación de control que es muy importante en las primeras etapas de la infancia. Así que la próxima vez que un pequeño te pida poner Frozen 2 por décima vez en el mes, recuerda que no es sólo una película, es todo un espectáculo emocional, musical y cognitivo.
