Esta noche en Netflix: Apaga todas las luces para sumergirte en esta terrorífica película de 98 minutos
Luis Fernando Galván
Interesado en las religiones del mundo y especialista en arte sacro medieval, mis géneros favoritos son las épicas de fantasía al estilo 'El señor de los anillos', 'Valhalla Rising' y 'El caballero verde', así como el terror religioso de 'El exorcista', 'Saint Maud' y '30 monedas'.

Prepárate para una noche de horror puro con una de las películas más inquietantes que puedes ver en Netflix. Con brujería, sangre y un legado oscuro que se hereda por generaciones, este filme de 98 minutos te dejará con los nervios de punta.

En años recientes, la figura de la bruja ha sido resignificada como símbolo de poder personal y conexión espiritual, una tendencia que la cultura pop ha abrazado con entusiasmo. Pero, como nos recuerda el cine de horror, las brujas no siempre son místicas y empoderadoras; a veces son simplemente aterradoras. The Witch de Robert Eggers o The Wretched de los hermanos Brett Pierce y Drew T. Pierce nos devuelven a esa visión temible y oscura, donde la magia es sinónimo de peligro.

En ese linaje aterrador se inscribe La resurrección de las brujas, disponible esta noche en Netflix. Este debut del director Pierre Tsigaridis —quien también escribió, produjo, fotografió y editó la película— es una visión sangrienta y perturbadora que se sumerge en la herencia matriarcal del mal. Lejos de tratarse de un relato convencional, La resurrección de las brujas es una propuesta formalmente audaz que se divide en dos capítulos: La mujer del saco y Masha. Cada segmento se sostiene con fuerza propia, pero ambos están conectados por un vínculo familiar siniestro.

Incubo Films

Dos mujeres, una pesadilla: el horror dividido en capítulos

En el primer capítulo conocemos a la mujer del saco (interpretada por Marina Parodi), una bruja ancestral que fija su mirada en Sarah (Belle Adams), una mujer embarazada que apenas comienza a sospechar lo que se avecina. El encuentro ocurre en un restaurante, pero pronto se traslada a la casa de sus amigos Melissa (Dina Silva), obsesionada con el ocultismo, y Dustin (Tim Fox), donde una sesión espiritista mal sincronizada desata una cadena de eventos macabros.

El segundo capítulo se centra en Masha, interpretada con intensidad hipnótica por Rebekah Kennedy. Masha es la nieta de la mujer del saco y ha sido elegida para continuar con su legado oscuro. Cuando confiesa a su compañera de departamento, Rachel (Kristina Klebe, también coautora del guion), que pronto heredará el poder de su abuela, no lo hace con miedo ni duda, sino con una satisfacción siniestra. Rachel intenta mantener la calma, pero el destino ya está sellado: nada puede detener la sed de poder que se gesta dentro de Masha.

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Lo más inquietante de La resurrección de las brujas es que Masha no representa a la víctima de una maldición desconocida, sino a la entusiasta heredera del mal. Desde sus primeras apariciones, Kennedy domina la pantalla con una mirada gélida y una sonrisa desconcertante. Su personaje no teme al legado que carga: lo desea. En su interpretación, la posesión satánica es menos un castigo que una bendición infernal.

Tsigaridis no escatima en escenas gráficas, pero su enfoque visual las transforma en auténticos cuadros de horror. Cada acto violento —ya sea un asesinato o una posesión— está bañado en una estética deliberadamente bella, que remite al cine giallo y al horror europeo más estilizado. No se trata de sangre por sangre: es un uso del horror como experiencia estética, en donde la abyección se convierte en arte. El resultado es una cinta de 98 minutos que incomoda tanto como fascina.

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