El día que el elenco de Starship Troopers pensaron que grababan la próxima película de Star Wars pero hicieron en una película de culto
Sergio Negrete
Sergio Negrete
-Redactor
Mi infancia estuvo repleta de películas de Disney en VHS. Bien podría ser un personaje de 'El diario de Bridget Jones', 'Fleabag' o 'Parks and Recreation'

Starship Troopers es una obra de referencia y cada vez más personas descubren que no todo lo que fracasa en cines es algo malo. A veces sólo necesita tiempo, perspectiva y una colonia de bichos gigantes para ser entendida.

Cuando se habla de ciencia ficción en el cine, hay una galaxia muy, muy lejana que se lleva casi toda la atención. Star Wars, con su equipo de jedis, droides, sables láser y dramas familiares intergalácticos, no sólo definió el género, sino que también creó un imperio que aún sigue creciendo. Desde The Mandalorian hasta la esperadísima nueva entrega con Ryan Gosling, la saga de George Lucas sigue siendo el estándar de oro cuando hablamos de éxitos espaciales.

Así que no es de extrañar que cada película de ciencia ficción que se graba, en algún rincón de sus aspiraciones, sueñe con ser "la próxima Star Wars": una franquicia multimillonaria, repleta de fans leales y convenciones donde la gente discute por el nombre correcto de un planeta inventado. Pero hace más de 25 años, hubo una producción que se lanzó con todas las ganas de ocupar ese trono y que, en su momento, fue recibida como un completo desastre. Lo más interesante es que hoy es una película de culto.

Estamos hablando de Starship Troopers, la cinta de 1997 dirigida por Paul Verhoeven, basada libremente en la novela de Robert A. Heinlein. Y aunque hoy en día tiene legiones de fans que la veneran como una sátira inteligente, una joya incomprendida y un espectáculo gore como pocos, en el set las cosas eran muy diferentes. De hecho, el elenco entero estaba convencido de que estaban haciendo la nueva Star Wars.

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Así lo confesaron varios de los protagonistas durante una reunión especial en la convención C2E2 2025, donde compartieron anécdotas del rodaje. "No creo que ninguno de nosotros pensara que se convertiría en un clásico de culto", dijo Dina Meyer. Según contaron, todos pensaban que estaban participando en una superproducción épica, una ópera moderna con efectos visuales revolucionarios, romance, batallas y criaturas gigante, lo que en los noventa se traducía como un éxito en taquillas.

Pero claro, el director era Paul Verhoeven, el mismo detrás de RoboCop y El vengador del futuro, un tipo al que le gusta tanto la acción como la sátira. Así que, mientras el reparto lo daba todo frente a las cámaras y pensaba que estaban filmando una versión seria de la guerra interplanetaria, Verhoeven estaba construyendo una crítica brutal a los regímenes militaristas, al nacionalismo tóxico y a la propaganda disfrazada de entretenimiento.

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El resultado fue una película que el público de la época no supo cómo digerir. En 1997, muchos la tacharon de superficial, violenta y absurda, pero esa era justamente la intención. Hoy, Starship Troopers es una obra de referencia, y gracias a su inesperado ascenso como película de culto, cada vez más personas descubren que no todo lo que fracasa en cines se pierde. A veces sólo necesita tiempo, perspectiva y una colonia de bichos gigantes para ser entendida.

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