En Hollywood, lo "viejo" no siempre está conectado a lo más popular. A veces, las estrellas que alguna vez brillaron con toda fuerza terminan siendo eclipsadas por la siguiente gran generación. Y si bien hay quienes han sabido mantenerse vigentes sin importar la década, como Clint Eastwood dirigiendo a sus 90 años, Al Pacino apareciendo en una cinta de exorcismo a los 85 años, o Ian McKellen regresando como Magneto a Avengers: Doomsday, no todos corren con la misma suerte.
En una industria que avanza rápido, algunas figuras de Hollywood simplemente se desvanecen del mapa, aunque alguna vez hayan sido los reyes de la taquilla. Uno de estos casos fue el de una estrella de los noventa y principios de los 2000, amado por su carisma, su talento y sus películas que llenaban las salas de cine. Sin embargo, Hollywood lo dejó de llamar hasta que, años más tarde, regresó con una cinta tan conmovedora como poderosa que le dio el máximo reconocimiento: el Oscar.
Brendan Fraser, el actor que una generación entera recuerda por La momia, George de la selva y Al diablo con el diablo, volvió con la mayor fuerza, hasta ganar una estatuilla de la Academia, y todo fue gracias a La ballena. Hoy esta película conmovedora y desgarradora puede verse en Netflix, y si aún no has sido testigo de su poderosa historia, ten por seguro que no te va a dejar indiferente.
Phoenix FIlm Festival
Hubo un tiempo en el que Brendan Fraser era sinónimo de éxito, pero detrás del brillo de la pantalla, en realidad, el actor atravesaba momentos muy complicados. Desde problemas de salud, lesiones por escenas de acción, un divorcio difícil, y hasta acusaciones, todo esto lo dejó emocionalmente devastado, alejándolo poco a poco de la industria. Durante años, Brendan estuvo prácticamente desaparecido, pero como en toda buena historia de redención, el destino tenía otros planes.
En 2022, Darren Aronofsky, conocido por Réquiem por un sueño y El cisne negro, decidió darle una nueva oportunidad al actor con La ballena. En la cinta, Fraser dio vida a Charlie, un profesor de literatura que vive con obesidad mórbida, aislado del mundo y con una profunda necesidad de redención. La historia, basada en una obra de teatro, se desarrolla casi por completo dentro de su departamento, pero eso no le impidió dar una interpretación que rompía con el corazón en cada escena.
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Fraser se metió de lleno en el personaje, usando prótesis, estudiando el comportamiento físico y emocional de personas con esta condición, y entregando una actuación tan sincera, que es imposible no conmoverse. El resultado fue una ovación de pie en el Festival de Venecia, aplausos en cada proyección, y finalmente, el Oscar a Mejor Actor en los Premios de la Academia 2023. El público volvió a hablar de él y a verlo con otros ojos, convirtiéndose en ejemplo de resiliencia, de humanidad y de talento de verdad.
