Si hablamos de películas que marcaron un antes y un después en la historia del cine, Pulp Fiction tiene un lugar destacado. Dirigida por el siempre excéntrico y genial Quentin Tarantino, esta cinta no solo redefinió el género con una narrativa no lineal, sino que también logró darle una oportunidad a John Travolta. Luego de ser el chico de Vaselina y el bailarín de Fiebre de sábado por la noche, el actor no había encontrado algo tan intenso en años, pero fue gracias a Tarantino que quedó grabado en la memoria de todos como Vincent Vega.
Lo curioso es que, aunque hoy no podríamos imaginar a nadie más en ese papel que parece que fue prácticamente hecho para Travolta, hubo alguien que lo quiso con todas sus fuerzas. Este actor no sólo es reconocido como uno de los más talentosos de todos los tiempos, sino que incluso fue nombrado por muchos como "el mejor de su generación". Pero, para su mala suerte, el también director de Bastardos sin gloria no sintió que fuera adecuado para el personaje.
No estamos hablando de Al Pacino ni de Robert De Niro, sino de Daniel Day-Lewis. El mismísimo actor inglés, tres veces ganador del Oscar por Mi pie izquierdo, Petróleo sangriento y Lincoln se moría de ganas de ser Vincent Vega y estaba obsesionado con el personaje. Según reportes y declaraciones de cercanos a la producción, Day-Lewis quedó fascinado con el guion de Pulp Fiction y anhelada ser parte del proyecto de cualquier forma.
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Sin embargo, había un pequeño problema: Tarantino ya tenía a Travolta en mente, y no estaba dispuesto a cambiarlo por nada del mundo. Aunque Daniel Day-Lewis se mostró muy insistente y otras figuras involucradas en el proyecto ejercieron presión para hacer el cambio, el cineasta se mantuvo firme y fue tajante al decir que, si bien Daniel era un gran actor, el papel estaba destinado para John. Fue así que Tarantino terminó vetando a quien muchos consideran una leyenda viviente.
Hay que recordar que para ese entonces, John Travolta no atravesaba su mejor momento. Después del éxito en las décadas de los 70 y principios de los 80, su carrera había comenzado a estancarse. Pulp Fiction fue su gran regreso a la pantalla grande ya que, no sólo le dio una nominación al Oscar, sino que lo volvió a colocar en la cima de Hollywood. Y todo fue gracias a la visión de Tarantino que, en lugar de dejarse llevar por los nombres del momento, apostó por su intuición.
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A lo largo de los años, Quentin ha hecho evidente que tiene un buen ojo para sus historias. Años después de Pulp Fiction, el director lo demostró al elegir a Christoph Waltz para Bastardos sin gloria, a Uma Thurman para Kill Bill, y a Leonardo DiCaprio y Brad Pitt para Había una vez en Hollywood. Aunque en su momento, para muchos fue una sorpresa que rechazara a Day-Lewis, para Tarantino simplemente fue una corazonada.