Desde siempre, el talento mexicano ha sabido brillar con su propia luz. En Hollywood, nuestro país no sólo exporta cultura, comida deliciosa y música inolvidable, sino que también ha mostrado talento en el séptimo arte, de ese que gana estatuillas doradas y obtiene ovaciones de pie. Guillermo del Toro ha conquistado con monstruos entrañables, Alejandro González Iñárritu voló la cabeza con dramas existenciales, y Alfonso Cuarón mostró a todos una parte especial de la Ciudad de México que ningún otro país tiene.
Y aunque hoy ya no es ninguna sorpresa ver a un mexicano en la cima del cine internacional, hubo un tiempo en el que esto no era algo tan común. Antes de que La forma del agua, Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) y Gravedad se llevaran a casa premios y aplausos, alguien tuvo que abrir camino. Fue una estrella gigantesca la que mostró que los paisanos también hacen cine digno de la Academia . Y lo mejor es que lo dejó claro con una película que hoy es un referente sobre el por qué el cine es también considerado un arte.
En 2002, Frida llamó la atención de críticos y espectadores al ser una producción que fusionó el arte, el drama, la historia y, por supuesto, la identidad mexicana de forma espectacular. Con una duración de dos horas exactas, una inversión de 56 millones de dólares y el sello de una de las casas productoras más importantes de ese entonces, esta joya del cine se convirtió en una carta de amor a la mujer mexicana que trascendió el tiempo, la moda y hasta los géneros artísticos. Hoy, esta obra protagonizada por la única e irrepetible, Salma Hayek, está en Netflix.
IMDb
Frida es un tesoro que quizá muchos vieron hace años y no lo han vuelto a hacer, pero que vale la pena volver a disfrutar en el gigante del streaming. La cinta dirigida por Julie Taymor no sólo narra la vida de la icónica pintora Frida Kahlo, sino que lo hace con una fuerza visual y emocional que todavía hoy logra estremecer. Desde sus tormentosas relaciones amorosas hasta su intenso vínculo con el arte, la película nos sumerge en un universo colorido, doloroso y profundamente humano.
Miramax
Frida no fue solo una biopic más, y no por nada, llamó la atención de los expertos del séptimo arte. Este proyecto no fue una tarea fácil, y de hecho, Salma Hayek tuvo que luchar durante años para sacarlo adelante. Pero luego de decenas puertas cerradas y muchos "no", la actriz veracruzana insistió hasta que logró que su sueño se materializara en la gran pantalla. Al final del día, todo valió la pena: la película fue nominada a seis premios Oscar y ganó dos, incluyendo Mejor Maquillaje y Mejor Banda Sonora Original.