En Hollywood, una industria conocida por los reflectores, los excesos y los egos desmedidos, también han brillado figuras que supieron usar su fama para marcar una diferencia significativa en la vida de los demás. Algunos actores no solo se destacaron por su talento en la pantalla, sino también por su compromiso con causas sociales que trascendieron la industria del entretenimiento. Christopher Reeve, el icónico Superman, por ejemplo, dedicó su vida a la defensa de la investigación médica tras el accidente que lo dejó tetrapléjico, convirtiéndose en símbolo de resiliencia y esperanza.
Estos gestos no siempre se ven reflejados en titulares, pero hablan del poder real del arte y de quienes lo ejercen con responsabilidad. Lo que hacen estas estrellas fuera del set puede tener un impacto incluso más duradero que sus interpretaciones en pantalla. Uno de esos casos es el de Robin Williams, ganador del Oscar y recordado por millones por su capacidad de provocar risas, lágrimas y profundas reflexiones. Sin embargo, hay un aspecto de su vida que aún sorprende: su genuina preocupación por las personas sin hogar.
Miramax
El día que descubrimos que Robin Williams también era un héroe en la vida real
Brian Lord, un profesional del entretenimiento y fan declarado del actor, compartió una anécdota reveladora sobre Robin Williams. Cuando intentó contratarlo para un evento, recibió el llamado “rider” del actor, es decir, el listado de requerimientos logísticos previos a su participación. Allí descubrió algo inesperado: Williams tenía como condición que en cada producción o evento donde participara se contratara a personas en situación de calle para trabajar. No era un capricho, era una práctica constante.
“Nunca volví a ver una película de Robin Williams de la misma manera”, escribió Lord. “Estoy seguro de que en su tiempo libre y con su propio dinero ayudaba a estas personas, pero decidió usar también su influencia como celebridad para que otros hicieran lo mismo”. Esta petición iba más allá de un gesto simbólico: buscaba devolverles a estas personas la dignidad de un trabajo y la posibilidad de reinsertarse en la sociedad.
Universal Pictures
Su hija, la directora Zelda Williams, reafirmó recientemente esta vocación humanitaria durante un evento de Comic Relief. “Mi papá, en todos sus proyectos y especialmente cuando estaba de gira, contrataba a personas sin hogar. Les daba trabajo activamente”, declaró emocionada. También hizo un llamado a la industria: “Si alguna vez tienen una vacante, al menos considérenlo. Hace una diferencia enorme, no solo para una persona, sino para generaciones”.
Es así como el actor de La sociedad de los poetas muertos, Mente indomable y Patch Adams no solo predicaba con el ejemplo, también fue una voz activa en foros institucionales. En una audiencia del Senado en 1990 sobre el Acta de Prevención y Revitalización contra la Indigencia, dijo con contundencia: “No se puede seguir recogiendo a la gente cuando cae. Hay que evitar que caigan. Eso es lo que espero”. Su convicción era clara: se trataba de crear estructuras de apoyo reales y sostenidas, no solo asistencias pasajeras.