Netflix nos ha sorprendido en los últimos años al apostar por contenidos basados en dramáticos casos reales, como Monstruos: la historia de Lyle y Erik Menéndez, Las tres muertes de Marisela Escobedo, y A plena luz: El caso Narvarte abriendo la conversación hacia la incomodidad pero dilemas sumamente necesarios.
Y es precisamente así como nos encontramos con uno de esos documentales que sacuden al espectador al mostrarle la realidad que viven muchas jóvenes al entrar al mundo del porno amateur en Estados Unidos. Dirigido por Rashida Jones, Jill Bauer y Ronna Gradus, el documental sigue a un grupo de chicas, principalmente de entre 18 y 19 años, que son reclutadas para trabajar como actrices porno en producciones de bajo presupuesto. La mayoría proviene de contextos comunes o son recién salidas de casa, están en busca de independencia y dinero rápido, sin saber realmente en qué están a punto de involucrarse.
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Así, el material no se regodea en el morbo, sino que apunta a los mecanismos de explotación emocional y económica detrás de esta faceta de la industria pornográfica, siendo a través de testimonios reales que Hot Girls Wanted -como fue titulado- muestra la forma en que muchas de estas jóvenes son manejadas por agentes que las llevan a grabar escena tras escena, en un sistema que favorece la rotación constante de nuevas caras descartando fácilmente y crudamente a las chicas cuando dejan de ser "novedosas para la industria".
Además, la producción evidencia el impacto físico y psicológico que viven las protagonistas, planteando al espectador preguntas incómodas sobre el consumo de la pornografía, el consentimiento, la autonomía y la presión social detrás de cada clic en la web.
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Sin intención tampoco de demonizar el trabajo sexual, Hot Girls Wanted pone la lupa sobre una parte muy específica del sistema del porno amateur, y la rapidez con la que este se convierte en una maquinaria que engulle a mujeres principalmente jóvenes. Desde su estreno, la cinta generó una oleada de conversaciones sobre feminismo, derechos laborales en la industria del entretenimiento para adultos y la forma en que se representa la sexualidad femenina en internet, como era de esperar.
Por lo tanto al estar disponible en Netflix nos ofrece participar con una mirada crítica, cruda y profundamente necesaria sobre cómo vivimos nuestra propia sexualidad, y cómo un sector de la industria del cine que es poco comentado -como lo es el cine para adultos- también posee fallas sistémicas que a veces depredan la vulnerabilidad de miles de mujeres... Encuéntralo en Netflix.